sábado, 10 de enero de 2009

Efemérides 10 de Enero: Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura 1945



Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, llamada Gabriela Mistral (quizá por su admiración hacia Gabriele d’Annunzio y Frédéric Mistral). Nació en Vicuña, 7 de abril de 1889, y falleció en Nueva York, 10 de enero de 1957.


Una destacada poetisa, diplomática y pedagoga chilena, que bajo el seudónimo de Gabriela Mistral se destacó de forma especial en la literatura.
Fue la primera latinoamericana (y la primera mujer en su especialidad) en ganar el
Premio Nobel de Literatura, en 1945.

Galardones
El
10 de diciembre de 1945 recibió el Premio Nobel de Literatura de manos del Rey Gustavo V de Suecia
. Con este galardón se convierte en el primer literato latinoamericano en ser premiado con el Nobel. En la ceremonia de premiación fue llamada la "reina de la literatura latinoamericana".
En
1947 recibió el Doctorado Honoris Causa del Mills College of Oakland, California
.
En
1951 obtuvo el Premio Nacional de Literatura
.
Entre los muchos doctorados "honoris causa" que ella recibió, fueron de la Universidad de Guatemala, de la Universidad de California, en Los Angeles, de Universidad de Florencia, en Italia, y varios otros, antes de que la Universidad de Chile finalmente decidió ofrecerla tal honor, en 1954.

AUSENCIA
Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!
Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.

Se van mis gestos, que se devanaban,
en lanzaderas, delante tus ojos.

Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.

Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.

Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor y en tu boca de mosto.

Tu entraña fuese y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche,
como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

Benedetti por siempre